Todavía faltan algunos minutos para que se acabe este día. Este día que solía traerme tanta alegría, porque significaba torcerle la mano al destino, demostrarle a todos los que no creían o no nos tenían fe la fortaleza de lo que habíamos construído, pero la soberbia se paga con creces en esta vida.
El destino finalmente me torció el corazón, y ahora no sé como volverlo a ponerlo como estaba. Creo que sigo esperando algún milagro que me devuelva la sonrisa, pero sé que yo no haré nada por buscarlo, porque no tengo fuerza, y más importante aún, no tengo ganas. No tengo ganas de luchar, no tengo ganas de buscar, no tengo ganas de salir adelante. Soy facilista, y ese siempre ha sido mi gran defecto.
No sé que más decir, la verdad no tengo mucho que decir... la verdad hay solo una cosa que quiero decir, y es que te extraño, y que no sé como diablos sacarte de mi vida.
Te extraño Gerardo Antonio Pérez Pedemonte.
Luego de eso, seguiré intentado olvidarte, o al menos tapar los recuerdos mientras pueda.
sábado, noviembre 21, 2009
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