jueves, abril 23, 2009

Ya no tengo palabras porque sé que a quien le escribía, ya no leerá. Le sigo escribiendo, pero ahora en un lugar secreto. Secreto que él conoce, pero que probablemente no recuerda. Un rincón que fue contruído para dos, lleno de recuerdos de aquella época en que todo valía la pena. Un lugar de nosotros, un lugar que ya fue.

Estoy jodidamente triste, pero jodidamente tranquila. Esperando que se apague el sol, porque es la única estrella capaz de darme calor en este cielo, que se ha vuelto negro.

Mientras seas feliz, todo estará bien para mi, y sonreiré porque sabré, que silenciándome, y construyendo estos muros, cooperaré a que esa hermosa sonrisa que adorna tu rostro, se mantenga ahí, iluminándo a aquellos que continuan en tu camino, y a los que eventualmente lo harán.

Sigo viviendo en mis castillos en el aire, esperando algún día, poder darles una base firme.

Aun así, los rastros en el camino siguen ahí, hasta que muera el sol.

Espero recuperar aquella llave que dejaste tirada por ahí.

Ausente, esperante, consciente y errante. Lo que importa, es que sonrías, mi maravillosa estrella en el cielo de alguien más.

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